lunes, 24 de diciembre de 2012

Una historia de Navidad


Mientras todos los niños ayudaban en sus casas en los preparativos para la Nochebuena, Pedro, de 7 años de edad, trabajaba en la joyería de Don Juan para ayudar con el sostenimiento de su casa. Don Juan era un joyero de mucho dinero, pero al mismo tiempo, un hombre sin familia, a quien solamente le importaba el dinero y miraba a Pedro como un simple trabajador más, no como a un niño.
El día de Navidad Pedro quería retirarse temprano del trabajo para comprar algunas cosas para la cena y ayudar a su mamá. Pedro estaba contemplando en la ventana como algunos niños jugaban, cuando escuchó un grito que lo hizo temblar:
- ¡Pedro!, gritó Don Juan.
- Sí señor, respondió él.
- ¿Qué haces mirando por la ventana? Aún no has terminado tu trabajo.
- Pedro contestó:¡Hoy es navidad! hoy es el cumpleaños del niño Jesús, hoy es un día muy especial.
- ¡Pues a mi no me importa! ¡Crees que hoy vas a poder escaparte más temprano de tus deberes, trabaja mejor!, replicó.
- Pero Don Juan, hoy quería comprar algunas cosas para la cena de navidad, suplicó el niño.
- ¡Para la cena de Navidad!, se burló el joyero. Tú lo único que quieres es escaparte más temprano. Hoy es un día común y corriente; mejor sigue trabajando si quieres mantener tu empleo.
- Sí Don Juan, contestó Pedro muy triste. 
El niño continuó trabajando, con lágrimas en los ojos. Su corazón estaba muy triste y angustiado y temía que Don Juan no lo dejase pasar Navidad junto a su familia. En medio de ese aterrador pensamiento, elevó una plegaria a la Virgen María pidiéndole su intercesión para que pudiese pasar una linda Navidad con su familia.
Poco después, Don Juan, inesperadamente, gritó tan fuerte que casi se le sale el corazón a Pedro.

- ¡Pedro, Pedro ven apúrate! - gritaba el joyero horrorizado.
- Don Juan ¿que le pasa? preguntó.
- Don Juan asustado abraza a Pedro y le dice: "¡Vi un fantasma, vi un fantasma!
- Pedro miró para todos lados en la habitación de Don Juan y no vio nada.
- Cálmese, dijo. Yo no veo nada.
- ¿Me estas tratando de mentiroso?, exclamó el anciano.
- No Don Juan, disculpe no quise decir eso.
- ¡Sigue trabando mejor!, fue una pesadilla ¡sigue trabajando! 
Don Juan seguía atemorizado por lo que según él había visto. No queriendo permanecer ni un momento solo, se le ocurrió pedirle a Pedro que se quedara con él hasta bien entrada la noche. "Por si acaso", pensó. Don Juan llamó al niño y le dijo:

- Pedro, necesito que hoy te quedes hasta más tarde.
- Pero señor, hoy es navidad y mi familia me esta esperando.
- ¡Pedro te pago el doble!.
- Pero Don Juan, ya tengo casi terminado mi trabajo y debo ir a casa. 
Don Juan no le quería confesar que estaba asustado y el niño lo sabía, pero él se resistía a quedarse porque era Navidad. Entonces, se le ocurrió una magnífica idea: "invitar a Don Juan a su casa a pasar la Navidad".

- Don Juan: lo invito a pasar la Navidad con nosotros para que no se quede solo.
Don Juan estaba emocionado por el ofrecimiento de Pedro, ya que nadie lo invitaba a su casa. por lo que sin pensarlo… aceptó.

Cuando llegaron a la casa de Pedro, Don Juan se quedó muy impresionado porque en esa humilde casa, había mucha alegría y generosidad.

Don Juan sonrió como nunca lo había hecho, se dio cuenta que nunca había tenido una Navidad y ahora la compartía con una familia muy sencilla y amable. Sus mejillas se sonrojaron y sobre ellas rodaron muchas lágrimas de la emoción y felicidad que sentía.

Al final de la noche, Don Juan se comprometió a ser más justo y considerado con el niño, y a desprenderse de sus bienes a favor de los más necesitados.

viernes, 14 de diciembre de 2012

Carta de Jesús de Nazaret


Querido amigo: 

Como sabrás, nos acercamos nuevamente a la fecha de mi cumpleaños. Todos los años,  en  cada  casa,  se  hace  una  gran  fiesta  en  mi honor y posiblemente este año sucederá lo mismo. 
Para esa noche, la gente hace muchas compras. La noche de mi cumpleaños se dice en los anuncios, en la radio, en la televisión y en todas partes... no se habla de otra cosa, y la gente se despide con el deseo de que para todos sea una noche buena. 
La verdad, que es agradable saber que, al menos un día del año, las personas piensan un poco en mí. ¿A que a ti también te pasa con tu cumple? 
Lo que está ocurriendo últimamente es que hay gente que parece que no saben ni lo que celebran. Se reúnen, se divierten mucho, pero no saben de qué se trata. Recuerdo por ejemplo el año pasado, estábamos en una casa en esta noche de mi cumpleaños, había cosas muy deliciosas en la mesa, todo estaba decorado, y recuerdo también que había muchos regalos. Yo naturalmente estaba allí pero es que… ni me hacían caso. La fiesta era para mí y me dejaron al margen... y yo quería compartir la mesa con ellos. Preferí estar sin hacer ruido, y me quedé en el rincón. Estaban todos bebiendo, había algunos ebrios contando chistes, carcajeándose. Lo estaban pasando en grande, menos mal. 
Para colmo, llegó un gordo vestido de rojo, de barba blanca y gritando ¡jo-jo-jo-jo! Parecía que había bebido de más. Se dejó caer pesadamente en un sillón y todos los niños corrieron hacia él, diciendo: Papá Noel, Papá Noel... ¡Como si la fiesta fuese en su honor! 
¿Qué sentirías si el día de tu cumpleaños se hicieran regalos unos a otros y a ti no te regalaran nada? Comprendí entonces que yo sobraba en esa fiesta, salí sin hacer ruido, cerré la puerta y me retiré. 
Te digo que no sé si cada año que pasa esto va a peor; la gente sólo se acuerda de la cena, de los regalos y de las ropas, y de mí nadie se acuerda. 
Por eso te escribo, porque quisiera que esta Navidad me permitieras entrar en tu vida. Como muchos no me hacen sitio en su  fiesta, voy a organizar la mía propia. Todavía estoy haciendo los últimos arreglos, estoy enviando muchas invitaciones y quiero contar también contigo, tú eres importante para mí; sólo quiero que me digas si piensas asistir, te reservaré un lugar, y escribiré tu nombre con letras de oro en mi gran libro de invitados. En esta fiesta no habrá más que invitados con tarjeta de invitación, y se tendrán que quedar afuera aquellos que no contesten a la invitación hecha. 
Prepárate, quiero contar contigo. Hasta pronto... 
Tu amigo, 
Jesús de Nazaret




sábado, 8 de diciembre de 2012

Inmaculada Concepción de María

- La Inmaculada Concepción de la Virgen María. En Adviento. Está, María, unida a la Santísima Trinidad, mantén en nosotros esta unión, ayúdanos a vigilar y orar para no entrar en tentación.

 - Líbranos, Señora, de todo mal, de todos nuestros peligros y pecados.

 - Guárdanos como a hijos; muestra que eres madre, nuestra madre y Señora.

 - Que nunca perdamos la conciencia de pecado; que estemos vigilantes a modas y costumbres contrarias a nuestra fe.

 - Llévanos a Dios; que lo encontremos en el silencio interior, en el fondo del alma, donde siempre hay calma y paz.

 - Que me deje buscar y encontrar por Dios; que toda mi vida sea un canto de amor a la Santísima Trinidad.

- Y ahora escucha los primeros versos de esta oración: "Oh Virgen que naciste Inmaculada, acoge nuestras pobres oraciones.

 - Y líbranos de todas tentaciones;  Y así serás por siempre nuestra amada".


"Salve Madre, en la tierra de mis amores, te saludan los cantos que alza el amor; Reina de nuestras almas, flor de las flores, muestra aquí de tu gloria los resplandores, que en el Cielo tan solo te aman mejor.

 Virgen santa, Virgen pura, vida, esperanza y dulzura del alma que en Ti confía, Madre de Dios, Madre mía, mientras mi vida alentare, todo mi amor para Ti, mas si mi amor te olvidare, madre mía, madre mía, aunque mi amor te olvidare, Tú no te olvides de mí"