sábado, 21 de enero de 2012

Aniversario Alfonso Lambe


Alfonso Lambe conoció la Legión de María a los 18 años, y vio un camino para servir al Cristo viviente en cada hombre al estilo de María. 
Desde un principio sintió el compromiso de extender este mensaje, a través de la difusión en otras zonas, apoyado por otro legionario más experimentado,  Seamus Grace, que lo nombró jefe de un grupo de extensión en los distintos condados de Irlanda. Así adquirió la experiencia y descubrió su capacidad de entusiasmar a los demás.
Alfi, como le llamaban, encontró su verdadera vocación en la Legión de María y se puso a disposición del Concilium, en una carta dice: Soy ciertamente muy débil pero sé que la Madre de Dios protege a los hombres débiles para demostrar su poder. 

Alfi conquistaba a los hombres por el brío de su entusiásmo, no arredrándose ante sacrificio alguno. Con frecuencia le preguntaban a que era debido su idealismo y él contestaba: Nosotros los legionarios hacemos todo para servir maternalmente al Cuerpo Místico de Cristo.
El 15 de julio de 1953 partía hacia América, acompañado por Seamus Grace. Comenzaba su gran aventura de extensión por todo el continente sudamericano.
Llegaría de Manila, Joaquina Lucas, para trabajar con Alfonso, hasta que se desenvolviera con el español.
Se le encargó el sur del continente, Argentina, Chile, Paraguay y Bolivia.
Con gran entusiásmo comenzó su labor, incluso con los indios, por lo que aprendió el quechua. Una vez en Quito, Monseñor Echeverría, obispo de Ecuador le dice que asista a una conferencia de Obispos, ya que deberían tener en todo el país la Legión de María. El joven Alfi, que tiene la cualidad de saber hablar de ella, podrá conquistarlos para esta obra. Les advirtió que la condición para el éxito es el cumplimiento exacto de sus reglas, sólo así, ella garantiza un resultado feliz.
Comenta que en Ecuador, el trabajo ha sido fácil y la Legión de María requiere dificultades, oposición y lucha; así es como puede conquistar méritos y demostrar su valía.
A los 6 meses fundó una Curia, y entre sus miembros buscó colaboradores para la extensión en  las  distintas ciudades. Fundando grupos en la cárcel y leproserías, donde veía el rostro de Cristo sufriente y desfigurado, les explicó que el apostolado no es tanto un deber, como un privilegio; es nuestra oportunidad de intervenir en el proceso de la redención.
Es indudable que podemos decir que es una obra maravillosa de la gracia, y que pudo desarrollarse tan magníficamente porque Alfi, siempre correspondió con fidelidad a ella.
Con la ayuda de otros extensionistas pudo llegar a muchos otros lugares: Chile, Brasil, y por fin Argentina, donde algunos obispos no les parecía bien fundar la Legión de María por la situación en que se encontraba. Pero buscó toda oportunidad hasta lograr fundar en San Luis donde obtuvo el permiso. De la Universidad de Buenos Aires, dice: La juventud quiere lucha; quiere un ideal para vivir y morir por él. Cuando el catolicismo se convierte en una especie de piadosa "Sociedad de Seguro", a la que se paga como prima, el mínimo absoluto de actividad religiosa, para asegurarse el más allá, la juventud no tarda en apartarse de esta caricatura de la religión,  «La Legión de María es una bendición del cielo, un instrumento evidentemente providencial de la verdadera Iglesia».
Alfi prácticamente recorrió todo el territorio de Sudamerica. La cualidad fundamental de su persona fue, sin duda, su ardiente celo por la salvación de las almas. Cada acción de su vida estaba dominada por este celo.
Los legionarios sudamericanos atribuyen a la intercesión de Alfonso numerosas gracias, piden constantemente por la causa de su beatificación y esperan que ésta se logrará algún día. Hagamos nosotros lo mismo.

lunes, 9 de enero de 2012

AMIGO QUE NUNCA FALLA

Un amigo es un hombro sobre el que poder llorar,
un amigo está contigo, y siempre lo estará, 
es un tesoro valioso, difícil de encontrar,
mas yo tengo uno allá en el cielo al que amo de verdad.
Él me escucha y me acompaña en lo bueno y en lo malo,
hace para ayudarme todo lo que está en su mano.

Jesús es mi vida, mi esperanza, mi alegría,
Jesús es mi hermano, de la mano me guía.
Él es amor, Él es paz,
Él la vida  me ayuda a disfrutar.

Jesús, yo quiero ser tu amigo, tu humilde servidor,
proclamar los Evangelios y tu resplandor.
Tú eres la Estrella que brilla en el cielo,
eres el Sol que ilumina mi sendero,
a Ti acudo cuando necesito que me eches una mano
porque siempre estás ahí, porque eres mi hermano.

Tú molas cantidad, te lo voy a demostrar,
mil milagros hiciste, haces y harás.
Ahora te pido como hermano, como amigo
que te ame siempre, de verdad te lo digo.
A Ti te quiero cantar hoy mil maravillas
como tu Resurrección ante las Marías.

¡Jesús es mi vida, mi esperanza, mi alegría,
Jesús es mi hermano, de la mano me guía!

                                                                                                      Marina Alonso