un Rosario prodigioso
que la Milagrosa hace
que sus hijos sean dichosos,
más cuando son jóvenes,
porque les quiere inculcar,
esa humilde belleza,
ese grandioso rezar,
Ella nos quiere siempre,
no la debemos faltar.
Es nuestra Madre del cielo
la que siempre nos va a guiar;
nosotros los jóvenes no la debemos abandonar
pues hemos de ser dichosos
porque en nuestro interior siempre va.
ELENA CAÑÓN
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