viernes, 24 de febrero de 2012

La bolsa de clavos

Esta es la historia de un muchachito que tenía muy mal carácter. Su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia, debería clavar uno detrás de la puerta.
El primer día, el muchacho clavó 37 clavos. 
Durante los días que siguieron, a medida que aprendía a controlar su temperamento, clavaba cada vez menos.
Descubrió que era más fácil dominarse que clavar clavos detrás de la puerta.
Llegó el día en que pudo controlar su carácter durante todo el día.Su padre le sugirió que retirara un clavo por cada día que lograra dominarse.

Los días pasaron, y pudo anunciar a su padre que no quedaban clavos por retirar.
El hombre lo tomó de la mano, lo llevó hasta la puerta y le dijo: “Has trabajado duro, hijo mío, pero mira esos hoyos en la madera: nunca más será la misma. 
Cada vez que pierdes la paciencia, dejas cicatrices como las que aquí ves. Puedes insultar a alguien y retirar lo dicho, pero la cicatriz perdurará para siempre”.

Decálogo de la serenidad


1.     Solo por hoy trataré de vivir exclusivamente el día, sin querer resolver el problema de mi vida todo de una vez.
2.     Solo por hoy tendré el máximo cuidado de mi aspecto, cortés en mis maneras, no criticaré a nadie y no pretenderé mejorar o disciplinar a nadie sino a mí mismo.
3.     Solo por hoy seré feliz en la certeza de que he sido creado para la felicidad, no sólo en el otro mundo, sino también en este.
4.     Solo por hoy me adaptaré a las circunstancias, sin pretender que todas las circunstancias se adapten a mis deseos.
5.     Solo por hoy dedicaré diez minutos de mi tiempo a una buena lectura, recordando que, como el alimento es necesario para la vida del cuerpo, así la buena lectura es necesaria para la vida del alma.
6.     Solo por hoy haré una buena acción y no lo diré a nadie.
7.     Solo por hoy haré por lo menos una sola cosa que no deseo hacer, y si me sintiera ofendido en mis sentimientos, procuraré que nadie se entere.
8.     Solo por hoy me haré un programa detallado. Quizá no lo cumpliré a cabalidad, pero lo redactaré y me guardaré de dos calamidades: la prisa y la indecisión.
9.     Solo por hoy creeré aunque las circunstancias demuestren lo contrario, que la buena providencia de Dios se ocupa de mí como si nadie más existiera en el mundo.
10. Solo por hoy no tendré temores. De manera particular no tendré miedo de gozar de lo que es bello y creer en la bondad.

Puedo hacer el bien durante doce horas, lo que me descorazonaría si pensase tener que hacerlo durante toda mi vida.



lunes, 13 de febrero de 2012

EL ROSARIO, UN TESORO QUE RECUPERAR

“Rosario bendito de María, cadena dulce 
que nos unes con Dios"

Una oración tan fácil, y al mismo tiempo tan rica, merece de veras ser recuperada por la comunidad cristiana. Hagámoslo asumiendo esta propuesta como una consolidación de la línea trazada en la Carta Apostólica Novo Millennio Ineunte, en la cual se han inspirado los planes pastorales de muchas Iglesias particulares al programar los objetivos para el próximo futuro. Me dirijo en particular a vosotros, queridos hermanos en el episcopado, sacerdotes y diáconos, y a vosotros, agentes pastorales en los diversos ministerios,  para que, teniendo la experiencia personal de la belleza del Rosario, os convirtáis en sus diligentes promotores. Confío también en vosotros, teólogos, para que, realizando una reflexión a la vez rigurosa y sabia, basada en la Palabra de Dios y sensible a la vivencia del pueblo cristiano, ayudéis a descubrir los fundamentos bíblicos, las riquezas espirituales y la validez pastoral de esta oración tradicional.
Cuento con vosotros, consagrados y consagradas, llamados de manera particular a contemplar el rostro de Cristo siguiendo el ejemplo de María. Pienso en todos vosotros, hermanos y hermanas de toda condición, en vosotras, familias cristianas, en vosotros, enfermos y ancianos, en vosotros, jóvenes, tomad con confianza entre las manos el Rosario, descubriéndolo de nuevo a la luz de la Escritura, en armonía con la Liturgia y en el contexto de la vida cotidiana. ¡Que este llamamiento mío no sea en balde! Al inicio del vigésimo quinto año de Pontificado, pongo esta Carta apostólica en las manos de la Virgen María, postrándome espiritualmente ante su imagen en su espléndido Santuario edificado por el Beato Bartolomé Longo, apóstol del Rosario. Hago mías con gusto las palabras conmovedoras con las que  termina  la célebre Súplica a la Reina del Santo Rosario: “Oh Rosario bendito de María, dulce cadena que nos une con Dios, vínculo de amor que nos une a los Ángeles, torre de salvación contra los asaltos del infierno, puerto seguro en el común naufragio, no te dejaremos jamás. Tú serás nuestro consuelo en la hora de la agonía. Para ti el último beso de la vida que se apaga. Y el último susurro de nuestros labios será tu suave nombre, oh Reina del Rosario, oh Madre nuestra querida, oh Refugio de los pecadores, oh Soberana consoladora de los tristes. Que seas bendita por doquier hoy y siempre, en la tierra y en el cielo”.
Beato Juan Pablo II
Carta Apostólica
“Rosarium Virginis Mariae"




sábado, 4 de febrero de 2012

Iglesia y Legión de María de la mano

Existen semejanzas entre la  vida de la Iglesia y las ordenanzas de la Legión de María, y esto no podría ser de otra manera pues ambas son una misma cosa.

La primera Ordenanza de Legión de María es la asistencia semanal a la junta, es el encuentro con los otros hermanos que formamos la Legión, es en definitiva la ordenanza de la unidad, de reunirnos en familia con Maria. ¿Qué nos dice nuestra madre la Iglesia?: Oir misa entera todos los domingos y fiestas de Guardar. Fijaos que no nos dice nada de asistencia quincenal a misa, o que en verano como somos pocos hay cerrar el templo … y fijaos que además dice fiestas de guardar. Además, ¿No tenemos en la Legión también fiestas de guardar... Acies…?.

Después de la unidad, ¿A que nos alienta la Iglesia?. Efectivamente, a rezar, a tener una vida de oración, de intimidad, de encuentro con Dios….¿No es acaso nuestra segunda ordenanza la ordenanza de la oración, el rezo diario de la Catena?. ¿Dónde sino encontramos las fuerzas?. Y que bien si en lugar de sólo la catena pueden ser además laudes, vísperas y la Misa diaria.

Vayamos a la tercera ordenanza: La realización de un trabajo activo. Mirando a la Iglesia, ¿que surge de la comunidad reunida en oración sino el apostolado? Como veis la tercera ordenanza es una consecuencia lógica de las otras dos anteriores y lógica de cualquier cristiano con sensibilidad y coherencia; el apostolado.

Por último, la cuarta ordenanza fija: Absoluto respeto, por el carácter confidencial, de muchos asuntos tratados en la junta o conocidos en el ejercicio del trabajo legionario. En la Iglesia Dios confía su Nombre a los que creen en Él; se revela a ellos en su misterio personal. El don del Nombre pertenece al orden de la confidencia y la intimidad. “El nombre del Señor es santo”. Por eso el hombre no puede usar mal de él. Lo debe guardar en la memoria en un silencio de adoración amorosa (cf Za 2, 17). No lo empleará en sus propias palabras, sino para bendecirlo, alabarlo y glorificarlo (cf Sal 29, 2; 96, 2; 113, 1-2).