domingo, 24 de junio de 2012

San Juan Bautista


Hoy es la festividad de uno de nuestros patronos: San Juan Bautista, por eso le vamos a dedicar esta entrada.
Natividad de San Juan Bautista
Hijo de Zacarías e Isabel, nacido el 24 de junio, pariente de la Virgen María, es el precursor de Jesucristo. En esta misión se entrega totalmente viviendo en penitencia, austeridad, y celo por las almas. Bautizó a Jesús en el Jordán.  Es el último y mas grande de los profetas del Antiguo Testamento ya que es puente con el Nuevo Testamento. Antes de la venida de Jesús, Juan proclamaba un bautismo de arrepentimiento. Juan fue enviado a cumplir la profecía de Malaquías. La humildad de Juan hizo posible que Dios hiciera grandes cosas por medio de él. Murió mártir el 29 de agosto.

"Hubo un hombre, enviado por Dios, que se llamaba Juan. (Jn 1, 6). Juan fue "lleno del Espíritu Santo ya desde el seno de su madre" (Lc 1, 15. 41) por obra del mismo Cristo que la Virgen María acababa de concebir del Espíritu Santo. La "visitación" de María a Isabel se convirtió así en "visita de Dios a su pueblo" (Lc 1, 68).

Juan es "Elías que debe venir" (Mt 17, 10-13): El fuego del Espíritu lo habita y le hace correr delante [como "precursor"] del Señor que viene. En Juan el Precursor, el Espíritu Santo culmina la obra de "preparar al Señor un pueblo bien dispuesto" (Lc 1, 17).

Juan es "más que un profeta" (Lc 7, 26). En él, el Espíritu Santo consuma el "hablar por los profetas". Juan termina el ciclo de los profetas inaugurado por Elías (Mt 11, 13-14). Anuncia la inminencia de la consolación de Israel, es la "voz" del Consolador que llega (Jn 1, 23; Is 40, 1-3). Como lo hará el Espíritu de Verdad, "vino como testigo para dar testimonio de la luz" (Jn 1, 7;Jn 15, 26; 5, 33). Con respecto a Juan, el Espíritu colma así las "indagaciones de los profetas" y la ansiedad de los ángeles (1 P 1, 10-12): "Aquél sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo ... Y yo lo he visto y doy testimonio de que este es el Hijo de Dios ... He ahí el Cordero de Dios" (Jn 1, 33-36).

 En fin, con Juan Bautista, el Espíritu Santo, inaugura, prefigurándolo, lo que realizará con y en Cristo: volver a dar al hombre la "semejanza" divina. El bautismo de Juan era para el arrepentimiento, el del agua y del Espíritu será un nuevo nacimiento (Jn 3, 5).

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