El Evangelio de hoy es el pasaje de San Juan (6,1-15), sobre la multiplicación de los panes y los peces. Ante la “muchedumbre hambrienta”, un apóstol le propone a Jesús, que los mande a comprar comida a la aldea más próxima. Jesús había preguntado:”¿dónde podríamos comprar pan para dar de comer a todos estos?”.
Otro discípulo apunta que hay un muchacho que tiene alguna cosilla, pero ¿qué es eso para tanta gente? Entonces es cuando interviene Jesús. Habrá comida para todos, y hasta sobrarán doce cestos.
Este pasaje, aunque los analistas dicen que es una referencia a la Eucaristía, donde el pan eucarístico se parte y reparte para todos los que quieran, sin embargo es también una parábola que nos sirve magníficamente para aplicarlo a la situación actual de crisis.
Jesús les dice a los apóstoles: ”Dadles vosotros de comer”. Hoy hay mucha gente que pasa necesidades (alimentación, hipotecas, desahucios, necesidades vitales…). Pero en medio de tanta necesidad y pobreza, hay otros que tienen algo más. Otros que tienen lo necesario y un poco más, los simbólicos cinco panes y los dos peces. Y a esos nos dice Jesús: ”Dadles vosotros de comer”. Lo repartido se multiplica, la generosidad es bendecida, la solidaridad se convierte en virtud milagrosa, y el amor al hermano se hace realidad.
Es verdad que la crisis afecta a casi todos, pero lo hace de manera distinta. No es lo mismo el que está parado que el que tiene un trabajo, aunque le hayan disminuido el sueldo o le hayan suprimido la paga extraordinaria de Navidad. No es lo mismo. Y si alguien está en esa primera situación, lo podrá corroborar. Y lo corroboran, también, el gran número de personas que se acercan a la fe, cuando "nunca han tenido necesidad de ello".
A la luz del evangelio de hoy, deben resonar en nuestros oídos, constantemente, las palabras de Jesús: ”Dadles vosotros de comer”. Nosotros como legionarios, debemos seguir haciendo nuestro trabajo voluntario para ayudar, aunque solo sea un poquito, a salir de esta crisis. Somos una expresión de caridad de una comunidad cristiana. Y si la caridad no existe, todo lo demás es mentira, es culto vacío. Hay una expresión en la moral cristiana que dice que ”en caso de necesidad, todos los bienes son comunes”. Son de todos. ¿Nos lo creemos? Deberíamos pensar en aquella pregunta: “¿Lo tuyo es tuyo? Piénsalo bien”.
La Fe nos lleva a actuar en consecuencia; de lo contrario es un simple simulacro de fe, que no pasa de ser algo muerto. Y la fe nos debe llevar a la caridad. Si no es así, habrá que pensar que la verdadera crisis, lo más fuerte y más peligroso, es que estamos viviendo una crisis de valores fundamentales.