domingo, 28 de octubre de 2012

Las Piedras Grandes de la Vida


Un experto asesor de empresas en Gestión del Tiempo quiso sorprender a los asistentes a su conferencia. Sacó de debajo de su escritorio un frasco grande de boca ancha. 

Lo colocó sobre la mesa, junto a una bandeja con piedras del tamaño de un puño y preguntó: 

- ¿Cuántas piedras piensan que caben en el frasco?

Después que los asistentes hicieran sus conjeturas, empezó a meter piedras hasta que llenó el frasco. 

Luego preguntó: - ¿Está lleno?

Todo el mundo lo miró y asintió. 

Entonces sacó de debajo de la mesa un cubo con piedras más pequeñas, metió parte de las piedritas en el frasco y lo agitó. 

Las piedritas penetraron por los espacios que dejaban las piedras grandes. 

El experto sonrió con ironía y repitió: - ¿Está lleno?

Esta vez los oyentes dudaron: - Tal vez no. 

- Bien. 

Y puso en la mesa un balde con arena que comenzó a volcar en el frasco. 

La arena se filtraba en los pequeños recovecos que dejaban las piedras grandes y pequeñas. 

- ¿Está lleno?; preguntó de nuevo. 

- !No!, exclamaron los asistentes. 

- Bien  dijo, y tomó una jarra de agua de un litro que comenzó a verter en el frasco. 

El frasco aún no rebosaba. 

- Bueno, ¿qué hemos demostrado? - preguntó. 

Un alumno respondió: "Que no importa lo llena que esté tu agenda, si lo intentas, siempre puedes hacer que quepan más cosas". 

-¡No! - concluyó el experto - Lo que esta lección nos enseña es que si no colocas las piedras grandes primero, nunca podrás colocarlas después. 

 ¿Cuáles son las grandes piedras de tu vida?. ¿Tus hijos, tus amigos, tus sueños, tu salud, la persona que amas, tu religión? ¿O lo son tu trabajo, tus reuniones, tus viajes de negocio,el móvil de última generación, el poder o el dinero? La elección es tuya...
Recuerda: Las cosas importantes ponlas primero. El resto encontrará su lugar.


lunes, 15 de octubre de 2012

MODO DE ORAR SEGÚN TERESA DE JESÚS


I. QUÉ ES ORAR
Te invito a algo tan sencillo como vivir la amistad con Jesús y cultivarla en el silencio, en el encuentro personal …  en la oración. Te invito a conocer el  MODO DE ORAR SEGÚN TERESA DE JESÚS.
Como toda amistad, necesita algunas condiciones para que dure se haga más fuerte. Para llegar a ser orante necesitas cuidar:
  •     Tus relaciones con los demás: respecto, amor, solidaridad, perdón…
  • Tu relación contigo.
  •   Tu relación con Jesús.
Y algo más: “determinada determinación“. Sólo si comienzas con decisión y entusiasmo, sin importarte las dificultades (que llegarán), con constancia, encontrarás los frutos duraderos de la amistad con Jesús.

 II. ANTES DE EMPEZAR
Pasamos al momento concreto de la oración. Si quieres empezar de cualquier modo, puedes encontrar muchas dificultades. Para “ponernos en situación”, te pueden ayudar estas pequeñas pautas:
  • Busca un ambiente adecuado y silencio.      
  • Prepara un texto del Evangelio, quizá un símbolo, un canto o alguna imagen: te ayudará a fijar la atención en Jesús.
  • Toma una postura relajada que te ayude a centrarte, a situarte desde dentro.
  •  Poco a poco, toma conciencia de tu respiración, de tu cuerpo, de tu interior para estar en ti sin dispersión..
  •  Centra ahora tu atención en Jesús, en su presencia amorosa en ti y en todo.


III. ENTRANDO EN LA ORACIÓN.
Ahora tienes que encontrar tu propio modo de orar, según tu modo de ser, tu sensibilidad y tu situación. Lo importante está en volvernos a Jesús, contemplarle y penetrar en su misterio con ayuda de su Espíritu.
Te pueden servir estas sugerencias:
  •     Representarlo vivo en tu interior
  •   Mirarle adentrándote en alguna de las escenas evangélicas.
  •    Contemplar una imagen de Jesús o repetir una frase breve que exprese lo que quieres decirle.
  •    Recitar muy pausadamente el Padre nuestro, su oración, saboreándola.


Es bueno discurrir un rato, profundizar, comprender… pero esto no debe ser el centro del orar. La amistad es cosa del corazón…

IV. MÁS ADENTRO.
El centro de nuestra oración es la persona de Jesús. No importa cómo hayas entrado, la clave está en permanecer a su lado, dejarte mirar, escucharle, acoger su luz para conocerle a Él, penetrar en su misterio desde tu propio corazón y dejarte envolver por su presencia.
“Estate allí, acallado el entendimiento, mira que te mira, acomáñale y habla y pide y regálate con Él. Pídele que aciertes a contentarle siempre, porque de él te ha venido todo bien”
Es tiempo de recibir el don de Dios, de dejarle a Él la iniciativa para obrar, momento también de responder: una palabra, un gesto, un sentimiento, una petición. Sobre todo, tiempo de reconocer y agradecer -¡su amor hace obras grandes!-, tiempo de pedir conocer su voluntad, cómo te sueña Dios en tu vida concreta.

V. ALGO SE MUEVE.
La oración no es un momento, es un camino. Te irá descubriendo poco a poco quién es Jesús, su misterio, sus valores, su propuesta, sus sentimientos y el amor con que te acoge y te busca… Al mismo tiempo, te ayudará a conocerte personalmente de otro modo, quién eres y cómo vives. Mirar a Jesús y mirarte tal y como Dios te ve y te sueña. No descuides esto, aunque no sea lo central, porque sólo así podemos vivir en la verdad. No hay oración sino en la verdad ¡como la amistad!.
También se irá concretando la llamada que Jesús te hace a vivir en libertad interior, la auténtica que da el Evangelio. Sean cuales sean tus circunstancias, te invita a vivir con Él y como Él. Ser orante es vivir el seguimiento de Jesús con todas las consecuencias.

VI. Y ¿DESPUÉS?
Con frecuencia, la oración será tiempo de paz, de alegría interior, de luz… pero no siempre. Tu momento personal, tu situación, el cuestionamiento que encuentras en la oración… hacen que los sentimientos  que nacen en la oración sean siempre distintos.
No evalúes por esto tu oración. Lo importante es que se produzca el encuentro, que tu actitud sea de atención amorosa y escucha. Recoge las luces que hayas recibido, agradece la presencia del Señor y su amor, la sientas o no. La oración es cuestión de fe, de tiempo, de constancia… y de compromiso.
Mira hacia fuera ¿acaso no empiezas a verlo todo de otra manera? Los demás, la vida da cada día, lo que sucede en el mundo tiene ya otros colores, colores de esperanza y de amor.

VII. LA HUELLA DE ORAR
La oración deja huella en nuestro interior, “deja dejos”. No se trata de tener muy buenos deseos, ni de hacer eso que llaman “buenos propósitos”. La oración, como la amistad, es sobre todo un DON, un regalo que, acogido desde el corazón, va haciendo crecer  algo nuevo, nos cambia. Y eso se nota por fuera, son esos “dejos confirmados con obras”.
Todos los sentimientos que puedan surgir en la oración tienen una importancia relativa. Lo fundamental es que esa obra de Jesús en ti, unida a tu respuesta, se va reflejando en otro modo de estar y actuar en la vida con otros valores, otros criterios, otros sentimientos profundos. Él nos ama sin medida ni condiciones. Amarle no es cosa de palabras bonitas, “sino servir con justicia y fortaleza y humildad”. Buen camino.

viernes, 12 de octubre de 2012

¿Cómo nació el cristianismo en España?

Santiago, el apóstol, es considerado según la tradición el primer evangelizador de España. En sus primeras predicaciones tuvo poco éxito, nadie le escuchaba y no consiguió convertir a ningún español a la fe de Cristo. Cansado y triste por el poco fruto alcanzado se dirigió a Aragón. Estando descansando a orillas del río Ebro, la Santísima Virgen María, que todavía estaba viva, se le apareció sobre un pilar, para animarle y asegurarle su apoyo en la evangelización.

Por eso, la Virgen del Pilar de Zaragoza se convertiría con el tiempo en patrona de la hispanidad, de todas aquellas regiones de América y Asia a las que llevaron el Evangelio los misioneros españoles.

Ya en el año 43, tuvo lugar en Jerusalén el martirio de Santiago. La tradición dice que algunos cristianos tomaron su cuerpo y lo llevaron de nuevo a España, hasta un lugar de Galicia. El lugar de dicho sepulcro es la actual catedral de Santiago de Compostela, bajo el altar mayor. Tras el abandono de siglos, unos ángeles y unas estrellas enseñaron a un anacoreta donde estaba el sepulcro, y desde hace mil años se le venera en el campo de las estrellas, campus stellae, Compostela.

La resistencia a la introducción del Evangelio en España se refleja en los documentos antiguos. Es cierto, que se tardó bastante, pero lo mismo pasó en otros países donde fueron perseguidos los cristianos y algunos de ellos martirizados. Entre los más conocidos mártires españoles destacan San Vicente, martirizado en Valencia, los dieciocho mártires de Zaragoza, Santa Eulalia, martirizada en Mérida...

San Pablo expresó su deseo de dirigirse a España en dos pasajes de su carta a los carta a los Romanos: "Cuando me dirija a España... Pues espero veros al pasar, y ser encaminado por vosotros hacia allá, después de haber disfrutado un poco de vuestra compañía" (Romanos 15, 24). Y parece ser que predicó en Tarragona y Andalucía. 

Por lo que se sabe, la Iglesia estaba ya instaurada a finales del siglo IV y existen gran número de testimonios de ello.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Objetivos del Año de la fe

¿Qué sentido da el Papa a este Año de la fe? ¿Qué objetivos pretende con él? Pienso que la respuesta la hallaremos en los dos documentos con los que fueron convocados los dos años de la fe después del Concilio Vaticano II: el de Pablo VI (1967) y ahora el de Benedicto XVI:

1) "Para confirmar nuestra fe rectamente expresada" (Pablo VI), "redescubrir los contenidos de la fe profesada, celebrada, vivida y rezada" (Benedicto XVI).

2) "Para promover el estudio de las enseñanzas del Concilio Vaticano II" (Pablo VI), "con el Concilio se nos ha ofrecido una brújula segura para orientarnos en el camino del siglo que comienza" (Benedicto XVI).

3) "Para sostener los esfuerzos de los católicos que buscan profundizar las verdades de la fe" (Pablo VI); "intensificar la reflexión sobre la fe para ayudar a todos los creyentes en Cristo a que su adhesión al Evangelio sea más consciente y vigorosa, sobre todo en un momento de profundo cambio como el que la humanidad está viviendo" (Benedicto XVI).

A estos fines comunes a los dos Papas, Benedicto XVI añade, fijándose en las circunstancias actuales, algunos más:

1) "Invitar a una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador
del mundo".

2) "Comprometerse a favor de una nueva evangelización para redescubrir la alegría de creer y volver a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe".

3) "Suscitar en todo creyente la aspiración a confesar la fe con plenitud y renovada convicción, con confianza y esperanza".

4) "Comprender de manera más profunda no sólo los contenidos de la fe sino, juntamente también con eso, el acto con el que decidimos de entregarnos totalmente y con plena libertad a Dios".

Este último objetivo es el que más recalca el Papa Ratzinger. Le interesa subrayar la inseparabilidad del acto con el que se cree y de los contenidos a los que prestamos nuestro asentimiento: 

  • El acto de fe sin contenidos nos conduce a la total subjetivación de la fe.
  • Los contenidos, sin el asentimiento de la fe, instruyen nuestra mente, pero no nos unen a Dios ni son capaces de transformar nuestra vida, de convertirla al Dios vivo. Sólo si la profesión de fe desemboca en confesión del corazón podemos hablar de una fe madura, bien formada, capaz de producir frutos en los demás.  

  • lunes, 1 de octubre de 2012

    Teresa - La historia de un alma extraordinaria



    «Que nunca busque yo, que nunca encuentre cosa alguna fuera de ti; que las criaturas no sean nada para mí; que yo no sea nada para ellas, y que tú, Jesús, lo seas todo... que nunca sea una carga para los demás, y que nadie se ocupe de mí; que me vea pisada y olvidada, como un granito de arena tuyo, Jesús... Que se cumpla en mí perfectamente tu voluntad... Mi tarea es no ocuparme de mí misma».