domingo, 14 de abril de 2013

Jesús, el Papa y la liturgia del Jueves Santo


Es tiempo de Pascua. Mientras el Pueblo de Dios celebra en la tierra la liturgia de la alegría y la paz pascuales, en el cielo, el Padre y Jesús, a su derecha, conversan amorosamente sobre la pascua eterna. Entre tanto, han enviado al Espíritu a avivar la memoria pascual en la Iglesia y en el mundo.
Pedro se acerca y con su espontaneidad y la confianza de los moradores celestes -allí no hay rúbricas que marquen protocolos ni categorías- dice.
- Yahvé, perdón, quiero decir Abbá, Padre eterno, Señor Jesús, a la puerta del cielo hay una comisión de eclesiásticos que -dicen- traen un grave problema.
Mientras Jesús hace conjeturas sobre la naturaleza del problema, el Padre, con su infinita condescendencia, invita a Jesús a recibir a la comisión. Situados en la galaxia para los asuntos eclesiásticos -la más apartada y pequeña- Jesús pregunta y escucha.
- Disculpe su Divina Majestad, "We have a problem". Ha surgido un grave problema en vuestra Santa Iglesia y deseamos saber qué respuesta autorizada podemos transmitir a la Iglesia para solucionarlo.

Jesús, en su Divina Ingenuidad, piensa que será una cuestión que relacione a la Iglesia con la solidaridad, la paz, la justicia, o el hambre...; y les anima a explicarse.
- Resulta que nuestro nuevo Sumo Pontífice, el Papa Francisco, está prescindiendo de venerables tradiciones que hemos heredado en vuestra Santa Iglesia de nuestros mayores. El como ha sido en el Jueves Santo, cuando lavó los pies a no cirstianos y mujeres, incumpliendo la rúbrica que regula ese santo rito que vuestra Divina Majestad nos dejó. Nuestra pregunta es: las rúbricas, ¿las cumplimos o no las cumplimos?

        
Jesús piensa: "Parece que el Espíritu Santo se deja notar por ahí abajo". Luego, un poco decepcionado pero comprensivo, dice: - Mostradme la rúbrica.
Le muestran un pergamino en el cual Jesús comienza a leer: "Viri selecti deducuntur a ministris ad sedilia loco apto parata."
- Queridos hermanos, disculpadme pero desde que Pilato me condenó a la cruz en latín y puso sobre mi cabeza el cartel con el INRI, confieso que la lengua del Lacio me trae malos recuerdos. ¿Tenéis una traducción?
Se la ofrecen y Jesús lee: "Los varones designados, acompañados por los ministros, van a ocupar los asientos preparados para ellos...".

- Está bien, aunque se ve que el querido obispo de Roma, Francisco, que es Pastor para todos los habitantes de la ciudad, ha hecho una excepción a favor de algunas ovejas que no son de su redil y a las cuales ha querido acercarse con amor de buen pastor.
- Pero, Señor, que eso lo haya hecho precisamente el Papa nos lleva, como ha dicho un colega liturgista, al caos litúrgico.
- Recuerdo que yo ya me encontré con una situación semejante. ¿Recordáis que los apóstoles cogían espigas en sábado, y que en sábado curé al hombre de la mano atrofiada? Los fariseos me recordaron la rúbrica que mandaba guardar el sábado bajo pena de muerte. Yo afirmé una solución que podremos aplicar a este caso: "Las rúbricas están hechas para el hombre y no el hombre -ni el Papa- para las rúbricas". Yo creo que él ha actuado según un criterio de caridad pastoral.
- Señor si al menos hubieran sido personas católicas, pero ¡había una mujer musulmana! Ese rito está pensado para celebrarlo dentro de la asamblea cristiana, con los hermanos de la comunidad.
- Queridos hermanos liturgistas, yo tuve que limitar mi misión al pueblo de Israel. Pero os dejé el encargo de "ir por todo el mundo y anunciar a todos el mensaje de salvación". ¡Qué bonito mensaje salvador ese de Francisco besando y lavando los pies a una musulmana en nombre de la comunidad cristiana. Marchad tranquilos. Recordad que "amar a Dios y al prójimo vale más que todas las ofrendas, rúbricas y liturgias".
Jesús les abraza, despide y vuelve al lado del Padre Eterno.
- Abbá querido, "My Church has a problem." Perdona, pero bueno, tú hiciste también a los ingleses. Mi Iglesia, tu Pueblo, tiene un problema. Con sus muchas normas, cánones y rúbricas, piensan que el hecho de cumplirlos escrupulosamente llevará salvación al mundo.
                                   
                                         (Fuente: Fernando de Villa a través de Periodista Digital)





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